Y quieres recoger las palabras arrancadas por el viento de este libro traicionero que guarda mi consuelo y correr tras ese viento en un desesperado intento de poderlas reescribir.
Pero correr tras el viento es absurdo, me decían, aunque siempre pensé, que no corría persiguiendo el viento, imposible, sino que lo hacía empujado por él.