Impertérrito, insomne y silente
acechando tras el telón de la suerte
aguardando a que llegue el momento
esperando a que le des la entrada.
Es el viento y sus susurros
que cansado de soplar
busca cobijo en tu almohada
y un pesebre en un portal.
Así brotan los gérmenes en las ramas
de mi árbol quebrado tras las nevadas,
congelado y desbrozado, triste y roto,
pero con ganas de dar fruto.
Y haces montañas de piedras
que no aguantarán el embiste de las olas,
que se romperán como las promesas
que juramos mientras brindábamos.
Se cierra el telón
sin ni siquiera haberse levantado,
dejando para mañana
todo lo que soñamos para hoy.